Ya
me había pasado antes, ya había experimentado esa maravillosa sensación de
tener ante mi algo realmente tuyo, algo que también sostuvieron tus manos y
miraron tus ojos.
Hoy,
en la Biblioteca Nacional, me he vuelto a emocionar vivamente ante tu
genialidad y tu obra.
Sólo
una vitrina protectora me separaba de ese maravilloso conjunto de pergaminos
que tienen la gracia de haber sido dibujados y escritos por ti.
Me
costaba trabajo separarme del Códice Madrid I. Se me llenaban los ojos de
lágrimas al estar frente a tu obra sabiendo que no había en esta ocasión copias
ni facsímiles, que era tu mano la ejecutora de tanta belleza, que probablemente
haya huellas tuyas, gotitas de tu saliva
o de tu sudor.
Me
he sentido muy feliz de haber tenido la ocasión única de mirar con mis propios
ojos parte de tu tesoro, esa parte que gracias a Pompeo Leoni, gran escultor,
está en Madrid; esto y ahora la nueva Monna Lisa de alguno de tus alumnos (de
El Españolo probablemente). Es todo lo que poseemos y no es poco. Espero que
colaboraras en alguna pinceladita de la clon de la enigmática madonna.
La
Biblioteca Nacional y su equipo han hecho un excelente trabajo de restauración
y de exposición. No sé cuando las nuevas generaciones tendrán oportunidad de
volver a verlo pues me consta que volverán los códices a sus cajas de seguridad
y a su cámara acorazada a buen recaudo de la destrucción o el deterioro, como
debe ser.
No
has dejado de estar de moda, siempre eres noticia y revolucionas el mundo a la
mínima. Yo me propongo poco a poco acercarme más a ti. Quiero ver todo lo que
pueda de tu obra, de tu vida, de tu persona, He empezado por lo que me queda
cerca, por lo que traen a mi ciudad o alrededores de ti, pero con tiempo por
delante, si Leonardo no viene a Paloma, Paloma irá a Leonardo, lo juro.
Se
me hace adictivo sentir lo que siento ante todo lo tuyo y quiero más, quiero
llorar en cada museo, ponerme nerviosa, maravillarme de ti. La gente no entiende
muy bien tanta excitación por mi parte, yo no entiendo que no les cause la
misma mezcla de fascinación, adoración y veneración a los demás.
Volveremos
a encontrarnos, en mis sueños, en mi imaginación, en mis ficciones y en
cualquier rinconcito donde esté tu esencia al que yo pueda llegar.
Hasta
la próxima mi querido Leonardo. Volveré.